lunes, 17 de diciembre de 2012

Amanecer.

 
En un desierto lejano, rodeado de grandes montañas doradas, existía un pequeño pueblo. Los habitantes vivían tranquilamente pero ninguno de ellos sabía porqué o para qué habían llegado ahí.
 
Algunos amaneceres, cuando detrás de las montañas salía el sol, un bebé nacía de la arena y la comunidad se ocupaba de él, arropándolo y cuidándolo, de esta manera habían llegado todos los habitantes.
 
Lo único que se sabia de este misterioso origen, era quien había sido el primero en nacer. Aquel que tal vez sabia el secreto. El hombre más viejo del pueblo, al que todos llamaban cariñosamente "Padre Maestro", cuando los habitantes le preguntaban: "¿Por qué estaban allí? ¿Por qué existían?, él contestaba sonriendo: "El misterio no es mas que aquel lugar donde ahora no nos corresponde estar. Lo que si sabes, es que existes, y  eso te basta para estar aquí felizmente”.
 
Algo que "El Padre Maestro" les había enseñado a los habitantes, era a festejar acontecimientos y todo acontecimiento era llamado milagro. Había dos días muy importantes: cuando salía un bebe de la arena, que era el momento donde todos recibían y besaban  al nuevo ser, y el otro día,  cuando se metía el sol detrás de las montañas del oeste y uno de los habitantes decidía seguirlo hipnotizado,  entonces todos repetían los actos del "Padre Maestro", que era el despedirse riendo, todos estaban contentos por aquel ser, que era llevado por la luz del sol hasta desparecer detrás de las montañas, "El Padre Maestro" les había enseñado que era algo natural, que todos algún día se irían así, por que  el sol los trajo y ahora el sol se los lleva, y con la misma alegría con que se recibe a los seres es como se deben  de despedir.
 
Así es como ellos se amaban más allá de la pertenecía, más allá de la costumbre, porque estuvieron juntos en su momento, y ahora respetaban y obsequiaban su alegría a este acontecimiento. Una de las principales enseñanza del "Padre Maestro" era esta: "Confía en tu momento y no desees otro, se te da sólo lo que necesitas; entonces recibe lo que es, la asombrosa magia del  los regalos que se pierde cuando tu quieres escoger el obsequio."
 
Llego entonces el  maravilloso atardecer que "El Padre Maestro" decidió seguir con sus ojos  enamorados del sol,  pero esto fue algo inesperado para los habitantes, pues por alguna razón creyeron que "El Padre Maestro" siempre estaría ahí para guiarlos, los niños bailaron, pero los habitantes más grandes sintieron miedo, creían que se les arrebataba la seguridad de su existir, se iba su padre y con él las respuestas, "¿Pero qué será de nosotros?"- preguntaban angustiados,- "¡Nunca nos dijiste que tu también te irías!”. "El Padre Maestro" apartó sus ojos de aquel  atardecer rojo y dijo estas ultimas palabras al pueblo: "¿Acaso saben adonde voy? ¿Les importo yo o sólo lo que les voy a dejar de dar?. Yo ya les di, y sin embargo me despiden con su egoísmo, ahora su falta de confianza los cegará hermanos míos".- después recobró su sonrisa y siguió su luz ya sin  mirar atrás.
 
Llego la  noche, y esta vez el pueblo sintió la oscuridad, confundidos se miraban unos a otros, con ojos tristes se consolaban, los niños abandonaron su felicidad e imitaron el dolor de los mayores, entonces los habitantes llamaron a esto "perdida", y crearon la idea del abandono, olvidaron las enseñanzas del "Padre Maestro", olvidaron los que recibieron por aferrarse al dador.
 
Fue así como el pueblo asocio esta ida con el sol como algo malo, y la noche como un dolor silencioso, después, todo esto  fue conocido como "muerte".
 
El vació que sintieron provocó que entre ellos quisieran adueñarse uno del otro, después sentían que cada uno perdía algo, y en esta pertenecía se crearon familias y colonias, y el bebe que nacía de la arena ya tenia dueña, tenia que ser de una sola mujer y este bebe sólo seria hijo de ella. Ahora los que se iban con el sol, lo hacían contra su voluntad, la luz parecía fuego, las despedidas estaban llenas de llanto, se arrastraban los familiares  y jalaban al ser que se iba llorando, pero nadie, absolutamente nadie, podía hacer nada contra la voluntad del sol.
 
Y así pasaron varios años, en el  que pueblo creció, porque muchos eran los que se resistían a mirar el sol por miedo a seguirlo, pero a todos finalmente les llegaba su hora, y cuando un familiar se metía con otra familia, o una colonia quería adueñarse de otra, se atrapaba a los enemigos y se les forzadas a irse con el atardecer, esto era lo que llamaban "asesinato".
 
En este pueblo ciego, donde las montañas las veían grises y sin embargo aun eran doradas, los niños  llegaban del sol con cierta frescura, con la arena dorada entre sus ojos, entre su piel, su alegría y su voz tenían el mismo aire de aquel lejano "Padre Maestro", ellos eran los que más se acercaban a las montañas y jugaban entre ellas.
 
Fue un día, cuando un niño solitario pateo su pelota con tal fuerza que se perdió entre las montañas, rumbo al oeste y cuando estaba apunto de atardecer. El niño sin poner atención hacia donde se dirigía, fue a buscarla con esa energía que demuestra el que quiere seguir jugando,  corriendo  por todas partes, sin darse cuenta, ya estaba muy arriba de las montañas, donde el aire parecía de oro. El niño no miraba el sol, pero descubrió lo que este alumbraba, quedo fascinado, su rostro se ilumino y suspirando levemente dijo: "Esto somos nosotros". Para el pueblo el sol se metía pero para este lado de las montañas el sol era lo que salía.
 
La inocencia que poseía le permitió  regresar de aquel lugar de donde nadie regresaba,  ahora sabia, que no había razón para temer o sufrir cuando los seres se iban, pues esto era parte de la misma naturaleza de esos seres, ellos podrían imaginar miles de miedos, pero los miedos nunca podrán cambiar la voluntad de la naturaleza que los protegió antes, y los protegerá después, y así  es como regresaban a esa confianza, la misma confianza que los hizo nacer.
 
Una vez que el sol penetro en esa inmensidad el niño se dio cuenta que ya era de noche y la noche le pareció un silencio divino. Regreso a su pueblo comprendiendo que era el momento de estar ahí, porque en ese estar se sintió parte de lo eterno.
 
Al siguiente atardecer otro habitante fue llevado por el sol, y se volvió a repetir el espectáculo del sufrimiento, pero el niño ya limpio de los ojos, le pareció esto un circo cómico, un ser que era retenido de su propia naturaleza, un miedo inventado que se resistía a un destino divino, al niño le parecía absurdo que los demás se aferraran en detener la energía de la propia existencia, haciendo así de este milagro hermoso algo penoso. Se comenzaron a mezclar extrañas contrariedades de sentimientos, por un lado las risas del niño y  por el otro, el llanto de los familiares, la risa era tan limpia y contagiosa, que muchos sonrieron, los demás niños rieron con su amigo y el llanto de los familiares se tornaba así más ridículo, quedaron totalmente ofendidos, pues para ellos esto era algo muy serio. Al final como todos sabían que sucedería,  el ser se fue con el sol,  después los familiares se dirigieron al niño con la intención de reclamarle, pero este antes les digo: "¿Por qué no celebraron lo inevitable? ¿Por qué de lo que no saben, hacen algo desagradable?, han hecho del sol un enemigo, cuando gracias a él estamos aquí,  ustedes piensan que el sol quita, cuando en realidad siempre esta dando, este momento sagrado es para amar y reír, pues bien lo saben ustedes que así quisiéramos irnos todos". Los familiares se fueron en silencio y sin poder curar su tristeza, entonces el niño comprendió que lo mejor era no intervenir  en el sufrimiento ajeno, ya que un ciego ve con luz y no con palabras. Entonces él, como aquel "Padre Maestro" seria un ejemplo y por su parte estaría riendo sin molestar a nadie, recibiendo con alergia al sol y a los hombres, con ganas de contagiar su felicidad, para que todos partan con la gloria de una existencia digna.
 
Ahora cuando los habitantes  se van entre las montañas y el sol, después de los llantos  y  el miedo, ya al estar solos caminando,  ven  por ahí  que se asoma un niño riendo, e inmediatamente se tranquilizan y sonríen al verlo, pues presienten que ese niño sabe el secreto del lugar al cual se están dirigiendo.
 
 
FIN
 
 
                                                                                                       Iván Lavín
12/ Oct / 2012


martes, 30 de octubre de 2012

5 Poemas Haiku.

"El lector de un haiku tiene que perderse en él, como en la naturaleza, tiene que dejarse caer en él, perderse en sus profundidades como en un cosmos, donde tampoco hay un arriba y un abajo...." "Con sólo tres puntos de observación, los poetas japoneses fueron capaces de expresar su relación con la realidad. No la observación simplemente, sino que sin prisas y sin vanidades buscaron su sentido eterno...".

Andrei Tarkovski.





La mano vieja,
tortilla quemada.
Ella respira.


Debajo de sabanas,
nuestros rostros calientes.
La oscuridad.




Amaneciendo.
La calle sola.
Un perro ladra.




En el silencio
un gato duerme.
La confianza.




Verde antiguo baño.
La araña lenta,
el espejo oxidado.



Por Iván Lavín.





martes, 7 de agosto de 2012

El Muerto Vivo.



La oscuridad parece infinita, el cuerpo ha desaparecido, soy mi voz más interna, la raíz de mí ser, tal vez mi alma. Ya no me preocupo por creer o definir, ya no tiene sentido, acepto todo, me hundo en la naturaleza de la muerte, por que estoy muerto, pero lo he olvidado…Siento la libertad de los sueños, volando en lo negro, en cualquier momento me perderé en la nada, me olvidaré, desapareceré naturalmente, lentamente sin notarlo, todo es tan tranquilo y perfecto, sólo me dejo llevar por la respiración del Ser. No hay razón para desconfiar, sin embargo; la ansiedad de mi mente traiciona el anhelado descanso de mi alma, tal vez por mala costumbre, mi mente quiere seguir pensando, seguir respondiendo, acostumbrada a la libertad, se revela contra la nada. Mi razonamiento brinca y me espanta el sueño - ¡Estoy muriendo! ¿Cómo es esto? ¿Cual es la respuesta de la vida? ¿ Que acaso no se resolverá el misterio?- caprichosamente traigo a mi mente las hipótesis que sostuve en vida, ofendido exijo una respuesta a mis creencias, repentinamente la palabra Dios suena en mi, como una campanada pesada, como un sonido profundo y serio, por fin me asusto, siento que inventé una pregunta para contestar un problema que ya no existe. Pero ya no puedo escapar, un pensamiento me lleva a otro, hasta llegar a preguntas incontestables…ya me es imposible relajarme, conciliar el sueño,  he ahora despertado en la muerte.

Iván Lavín

martes, 10 de julio de 2012

La Voluntad es el Tiempo.



Estamos moviéndonos.
Estamos cambiando.
Estamos viviendo.
Estamos   naciendo y muriendo.


Nosotros…la respiración del universo, no queremos lo eterno.
Nosotros los imperfectos, queremos la nada, pero nos están moviendo.
Oh voluntad divina ¿Quién te empujó? ¿Hacia  dónde nos llevas?
¿Por qué nos despertaste del infinito? ¿Por qué nos quitaste la paz?


Esto es la existencia, y al juzgarla le llamamos tiempo.
Tiempo  que duele, tiempo que cansa. Parece un castigo el tiempo.
Yo quisiera suicidarme el tiempo y seguir siendo.
Yo he amado para escapar.
 He rezado para olvidarlo.
He inventado a Dios para amenazarlo.
He dormido, pero siempre nace el tiempo cuando despierto.


Sé que es absurdo lo que hago, el tiempo existirá siempre que haya voluntad,
 la voluntad de eliminarlo,
pues la voluntad es el tiempo.

Iván Lavín.

jueves, 28 de junio de 2012

La Pasión Según Quijote.





La idea de realizar  “La Pasión Según Quijote” surgió cuando estaba leyendo “El Príncipe Idiota” de Dostoievski, en esa novela se cita un poema que me llamo la atención: “Caballero Pobre” que habla sobre un caballero que en lugar de corbata lleva colgado un rosario. Es un Don Quijote, no uno cómico, sino mas bien uno trágico y serio, es decir: religioso.
Comprendí la analogía entre El Cristo y El Quijote utilizada por Dostoievski, de manera genial, para representar a su héroe idiota: el príncipe Muichkine. Es el ideal, la fe y la belleza pura, características de la inocencia, estos tres personajes son los hombres inocentes por excelencia, genuinamente buenos, es curioso notar que esta inocencia es considerada como una locura o idiotez  para el hombre común, parece que  El Cristo y El Quijote están perdidos, viviendo en otro mundo, ellos ven lo que los demás no ven, es claro que esto siempre resulta trágico e inevitablemente heroico y bello, he ahí la razón por la cual realice esta escultura, la imagen nació de repente: un Don Quijote con una corona de espinas: valiente, ciego, con una tristeza extraña que no hace distinción entre la fortaleza y la debilidad. Este caballero lee los evangelios y en su “locura” comienza a sentir que él es Jesús, sale a las calles a predicar, a hacer el bien y la gente sólo se burla de él, se convierte en un mártir, se coloca una corona de espinas que en  la realidad podría ser sólo unas viejas ramas alrededor de su cráneo, a su pies; plantas  y flores secas; la belleza muerta, las desilusiones y fracasos que no pueden importarle a Quijote, que ve al frente con fe firme.
 Hasta donde llega la dignidad del hombre, amar lo que cree, defender lo que es, ser un individuo autentico con fe y tal vez con falsedades pero dentro de ideales propios y nobles, siempre es hermoso. Con pureza de niño se  abren las puertas de lo invisible, al fin y al cabo el hombre tiene que ser un niño que juega y cree en la existencia, esa es la aventura por la cual vivimos. Este personaje apuesta a algo, no sabremos si es correcto o incorrecto, lo único seguro es que esta avanzando siguiendo su propio camino. Camino del hombre buscándose así mismo en un ideal, en Dios.
Estas son las razones de mi obra, pero que quede muy claro que son sólo mías, y ya no son relevantes, lo relevante es la obra en si: el resultado. Todo lo que sentí termino siendo esta escultura, no hay palabras que agregar, precisamente fue realizada para que desaparezcan las palabras, la obra por si misma es bella, no necesita nada mas, no necesita que la interpretes, yo sólo expuse lo que me motivo y entrego el resultado. Piensa de esta obra lo que quieras, hazla tuya, como si tú la hubieras hecho, pues ese es mi mas profundo deseo: que mi arte vuele libre dentro de ti.


Iván Lavín. 

jueves, 12 de abril de 2012

El Amor Verdadero.

Por Iván Lavin.

Conozco dos conceptos de amor: el amor trágico y el amor verdadero.  El primero realmente es un ego con disfraz de amor  ya que busca recibir y por eso es tan triste, si realmente amara daría feliz sin buscar recibir pues el verdadero amor ya lo tiene todo y sólo da luz a los que no ven. Si alguna vez Cristo sonrió en la cruz eso fue realmente amor.
Aunque sea por un segundo tú alguna vez ya amaste realmente. ¿Recuerdas como te sentías?, no existía el miedo ni el dolor, el tiempo ya no tenia sentido. Simple como la vida era la felicidad. Sin embargo lo que después te hacia sufrir era el ego, esas ganas por tener, por quitar, pues pensamos que el amor es algo que se puede arrebatar. El amor ya nació con nosotros, dentro de nosotros y por eso somos capaces de tenerlo y darlo infinitamente, esto es algo que la humanidad no ha podido aprender. El amor esta adentro no afuera.
En todo nuestra historia del arte somos testigos del amor trágico, de alguna manera nos atrae el sufrimiento, un masoquismo como reafirmación de un “yo” construido por el ego. Luego pensamos que estamos dando cuando en lo más profundo lo que deseamos es recibir. Y así cuando nos pensamos sufriendo nos atrae  nuestra imagen como si quisiéramos una estatua de nuestro dolor. Un mártir en esencia esta confundido pues no se ama así mismo, pero está orgulloso de su acción, pensando que se está entregando, subconscientemente buscará la venganza por ser victima del “amor”, ya que no se está amando así mismo y es una contradicción amar y  odiarse,  pues amar al otro siempre demostrará que nosotros nos amamos.
Por eso sólo los “mártires felices” (válgame la contradicción) serán los que realmente amen, su amor los salva de todo sufrimiento olvidando toda “justicia” del ego. El verdadero amor es la justicia divina y como dijo Nietzsche “Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.”El amor es otra dimensión que no tiene nada que ver con lo que nosotros fabricamos en esta vida, por eso muchas veces parece incomprensible para los ciegos que no aman,. Pero todos de alguna forma ya lo intuimos  pues está en nuestro ser. Aunque que nuestros miedos nos confunden, miedos que en el fondo son sólo una ilusión.
Me sorprende como nos defendemos del amor, como si fuera algo extraño en nosotros, esa percepción del que ama sufre nos ha tenido escondidos a todos. El que ama no puede sufrir ni ahora ni después pues el amor es un estado eterno y completo. Nuestra imperfección nos hace creer que lo perfecto es imperfecto, únicamente hay que vernos de espíritu hacia afuera y no al revés, para darnos cuenta de esto. Es claro que si amamos equivocadamente vamos a sufrir. Amar es lo mas sencillo de la vida, (basta quitar las barreras con  fe), lo complicado es el ego, la mentira, pero lo sencillo es lo inmovible la verdad, el amor.
Del amor se habla mucho pero no se practica, pues hacemos uso equivocado de esa palabra, hemos creado un reino basado en egoísmos y seguridades, incluso creamos un amor-ego  al decir que amamos a uno pero al otro no, esta simple necedad es la causa de las guerras, “amor” en forma de justicia humana. Como ya mencione  el amor verdadero es  total y por eso justo. El ego lo creamos nosotros como defensa a nuestra incertidumbre pero el amor que fue creado por nuestro Ser Superior que todo ya lo sabe.
Y claro que eso de amar a todos es para el ego muy difícil de comprender y mucho más de realizar pero sólo aquí se encuentra nuestra verdadera salvación y camino. Tu en lo profundo de tu ser  ya  sabes esto, es una respuesta que esta justo enfrente de tu corazón. Que no te asuste el  que no exista otra opción, pues al entrar en el amor ya no buscaras más respuestas, entra en tu origen y descubre tu eternidad. Cierra los ojos y ama pues los que aman son los merecedores de la verdad.
Dedicado a mí guía, mi Madre.

martes, 3 de abril de 2012

Nostalgia de la Gracia.

 Elí, Elí, ¿lema sabactani?*



Un secreto que se revela y se esconde,
un despertar mientras se sueña,
una respuesta sin pregunta,
una verdad sin explicaciones.
Hablo de la Gracia, que  nos llega sin avisar,
que nos abandona y la abandonamos sin desear.
Efímera ahora,
eterna ayer.

La tristeza.
Un ciego enamorado de Dios.
Un perro, que confunde el pan con las piedras.
La búsqueda del futuro, dentro del pasado, deseando el presente.

Yo soy un extraño, esperándome a mi mismo.

Oh Gracia, si tan sólo yo no te hubiera conocido
hoy podría estar tranquilamente perdido,
pero olvidaste tu aroma en mi alma,
ya me es imposible descansar en falsos nidos.
¡Es un tormento! Sé que tengo todo pero nada es mío.

Hoy  te espero con  la resignación de los animales,
pues sé que si te busco me escondo.
que  si me muevo  te mueves.
Entonces me quedare quieto, y saldrás de mi.

Mi alma queda abierta a ti oh Gracia.
El haberte sentido dice que te volveré a sentir;
pero el haberte perdido dice que te volveré a perder.
Dios, no permitas que vanidades disfruten de esta espera,
ni  miedos que desvíen la vereda,
que el momento de la Gracia  siempre lo recibiré
como lo que fui, como lo que soy, y como lo que seré.


Por Iván Lavín.
*Dios mio, Dios mio ¿por que me has abandonado?

lunes, 5 de marzo de 2012

Leche.


Por Iván Lavín

Al día  siguiente sólo estaban las cabezas de los canarios dentro de la jaula, cabezas con ojos espantados, quietos, congelados; el resto del cuerpo se lo llevaban los gatos. Era un misterio como lograban hacerlo pues la jaula seguía bien cerrada, como ingeniosos asesinos dejaban una incógnita en su crimen para burlarse de todos más la evidencia sádica, como marca personal, de dejar las cabezas siempre dentro de la jaula.

Una imagen demasiada espantosa para recibirla en horas tan tempranas del día. Es lo primero que hace la vieja al despertarse: ir a alimentar a sus canarios. La primera vez dice que se le revolvió el estomago después la imagen regresaba a sus ojos inesperadamente, traumándola, ver la cabeza con la sangre ya negra del pájaro que ella amaba tanto, y los días que siguieron ver a todos los canarios ya muertos y las cabezas regadas por la jaula en una matanza limpia sin huellas, que se concentraba en un horror delicado,  matutino, grotesco pero limpio por naturaleza. Sin embargo para ella esto ya era demasiado; esta violencia animal interrumpía bruscamente la paz que rodeaba su vejez. Su corazón le dolía, sus ojos se volvieron tristes y todo parecía terminar aquí. Pero no fue así, dentro de su cuerpo débil  había sangre que  parecía brotar con deseo enojado de venganza, con la pasión que muestran las madres cuando les matan a sus hijos, ese deseo de justicia se convirtió en energía para buscar como hacerles daño a esos gatos que la habían lastimado tanto.

A la gata blanca la veía desde lejos, luego la veía justo enfrente de ella, inmóvil; pero no se dejaba hacer nada, le gritaba groserías y la aventaba piedras pero nunca le daba. La habilidad de la gata demostraba cierta burla y provocación, su cabeza  parecía asomarse a la jaula para ver si ya habían llegado más canarios luego una mirada interrogativa hacia la vieja preguntándole: cuando, cuando traerás más pájaros.

Estas situaciones aumentaban los deseos de venganza y orillaban a buscar otros métodos de ataque. Echó veneno, lo envolvía con jamón, pero subestimaba la intuición de los gatos, que dejaban el jamón  ahí  como una tentación que encerraba una trampa. Sabiduría maldita de los gatos. La vieja tendría que ser más inteligente darles en un punto débil y así  fue. Tal y como se cuenta a continuación:

En la azotea mientras lavaba la ropa, delgados maullidos como pequeños rechinidos sonaban a lo lejos, la vieja no estaba segura de lo que escuchaba, tenia que detenerse  y quedar en silencio para identificar que era ese sonido. Y entonces lo siguió. Cada maullido era una pista para acercarse, una extraña excitación se apoderaba de ella, como alguien que esta a punto de descubrir un pecado y siente un morboso placer en  ello.

Detrás de una caja estaban los gatos, recién nacidos, sin su madre blanca: ciegos, torpes; cuando se les descubrió, todos maullaron al mismo tiempo y con más fuerza presintiendo la llegada de una madre, una que venia a ayudarlos y no a matarlos.

Placer y asco. Placer por tener en sus manos su  añorada venganza; asco por ver a esos gatos pegajosos con ese extraño olor a menstruación animal. El nerviosismo se apoderó de la vieja, como si pudiera venir la madre a hacerle daño a ella. Entonces rápidamente resolvió qué hacer. No fue capaz de tocar a las crías así que con dos palos, utilizándolos como pinzas recogió a cada gato mientras estos se retorcían, la vieja se apresuró para aventarlos desde la azotea hacia la calle, convencida de que con dos pisos de alto era suficiente para que cayeran muertos o por lo menos se quedaran ahí tirados sufriendo.

Siete gatos aventó, sin ningún remordimiento, mas bien con satisfacción. Su corazón descansaba por cada gato aventado, imaginaba una cuenta saldada y desde lo alto los vea ahí tirados  en la banqueta  aun arrastrándose, aun llorando por su vida. Unos niños de la calle corrieron a recogerlos sin siquiera mirar de donde caían, automáticamente  fueron a salvarlos como si fueran unos doctores. A la vieja esto ya le daba igual, dio media vuelta pensando que había  hecho justicia.

En la madrugada unos fuertes gritos de niño  la despertaron, parecía que estaban matando a un bebe, la vieja encendió las luces y se asomó por la ventana, en su patio un gato estaba persiguiendo a un cuervo, el cuervo gritaba como señora al defenderse del gato. Muy asustada cerró la ventana, en su cuarto aparecieron pequeños gatos sin pies que se arrastraban ciegos por el suelo, rosando las paredes. La vieja subió sus pies a la cama rápidamente,  en cada mano sostenía fuertemente a un canario, los aparentaba con  fuerza como si quisiera aplastarlos y el calor de sus manos hacia sudar a los canarios que parecían ya asfixiados. “Tú en tu otra vida fuiste gato” escucho que una voz le decía. La vieja intento volver a dormir, abrazando a sus canarios que ya estaban muertos con su pico abierto. Sin saber cómo, los gatos subieron a su cama, queriendo buscar  tetas en la vieja para alimentarse, mientras ella cerraba los ojos con fuerza hasta que los gatos invadieron su rostro. Al despertar del sueño la vieja se persigno e inconscientemente dijo: “Ya perdónenme”.

En la mañana salió a la calle para ver si seguían los gatos en la banqueta, pero ya no había nada, ni siquiera señales de sangre. La vieja siguió con sus actividades cotidianas invadida por un sentimiento extraño que no la dejaba en paz. En su patio puso un plato con leche y esperó. La leche se quedo ahí secándose por semanas, la gata jamás regresó.

domingo, 12 de febrero de 2012

Los sonidos del silencio.

Mi respiración es el aire de mi mente.
El constante sonido de las paredes.

Mi piel escucha lo que siente.
Mi cerebro suena a algo que pienso.

Ruidos del presentimiento de mi muerte.
Grito infinito que persigue al tiempo.

El silencio no existe.

Todos habla lo que son.

El sonido es la queja de la existencia.

Ni pensando en la nada nos callaremos.

¿Como escuchar que me duermo?

Somos el eco del sonido.
El sonido nuestro creador.

Ivan  Lavin.


LA PAZ DE AQUEL ÁRBOL



Regresar a los simples placeres que nos regala la vida
es sabiduría de los hombres con la paz merecida.

Los perfumes de la comida
la esencia del queso
la antigüedad del ajo,
el exquisito ritual de tus alimentos
mas el temblor de tus manos.

Amigos de voz ronca
que ni el tiempo roba
demuestran que al hombre honesto
las amistades le sobran.

Comenzar en memorias de historia
y terminar en anécdotas de gloria.
.
La sabiduría del niño ya en la vejez aprendida,
la inocencia que el cuerpo escondía
sale ahora en cada sonrisa,
como idioma de Dios en tu mirada precisa.

Después de la vida el hombre le contesta a su creador con infantil carcajada
es la llave que abre las puertas para entrar a nuestra casa sagrada.

Bienaventurado el que ríe cada mañana
pues saluda al cielo con reverencia humana.
La risa. La risa es el instante santo
alma enamorada e inexplicable canto.

Es en tu gran risa es donde escucho lo que verdaderamente nos quieres decir,
el mejor consejo que puedo escuchar,
la plática más sincera que puedo entablar.


Los secretos de tu soledad
la paciencia del que nada espera
el silencio de tus recuerdos
la plática amena.
.
¿Sabes algo sobre el misterio de la vida?
¿Qué te han murmurado los años?
Esa voz que desde niño has escuchado.

¿Qué pensamientos surgen en tus amaneceres?
¿Qué esperanzas arrullas mientras duermes?
¿Escondes algo que te tranquiliza o solo dejas que la vida siga?

Ves algo en los nuevos niños de tu familia
aunque tus oídos ya no lo escuchan tus ojos lo presienten,
al ver su alegría sabes que nuestros miedos mienten.

Aquí tu plegaria es respondida,
principio y final se tocan para volverse eternidad
la vida te responde a través de los niños
muestra de amor limpio e inmortal
sin pasado, sin futuro, todo es presente, no hay oscuridad,
estas con Dios, instante puro
en el que descubres tu libertad.

Los secretos son revelados en simple y obvia armonía
cuando por fin logras ver lo que tú ya sabias.



Iván Lavín
Dedicado a mi abuelo Sergio Lavín Espinosa
11 de febrero de 2012

lunes, 2 de enero de 2012

El Eterno Origen.


Asustado por ver mi reflejo, la soledad me invadía.
Naciste de la naturaleza triste,
te llamaron mis deseos, saboreé el perfume
y de mi carne surgiste.

Semejante creación asustó a la tierra,
mi piel tembló.
La divinidad se fue, contemplé la nueva belleza.

Ya libre de Dios, entre a las sombras,
conocí el misterio.

Dentro de tus ojos todo era secreto,
y me tentabas a buscar lo eterno.

Nos reconocimos por aquel lejano sueño
cuando nuestro hijo fue Dios,
yo rezaba su nacimiento
y tú soñabas en amor perfecto.

Madre del mundo
sed de creación
danos tu vida
en eterna oración.


Ahora entras a la naturaleza con aire sensual
reina de los animales, tu idioma en vanidad,
no te arrepientes de aquel árbol
que te muestra su verdad
¡No puede maldecirte!
Pues como semilla en tierra
Sabes que no haz de morirte.

Perdido en la existencia
el sueño era la realidad,
yo olfateaba la esencia
pero no podía entrar.


Dios regresaba a nosotros,
gritaba, quebraba, nuestro reino se destruía.
Él exigía nuestra libertad.
Deja de verme, quiero olvidar, quiero olvidar.

Como tu hijo perdido
pensé que había entrado a mi hogar,
todo había desaparecido
me refugié en la ilusión y creí escapar.

Fantasmas  violan mi ser.
¿Qué es esto? ¿Por qué estoy existiendo?
No hay luz, no hay verdad, no hay salida.
Todo es vacio y el eco de mi voz se pierde en ese vacio.

Tengo miedo, Dios tengo miedo.
¿Puedo salir? Dios quiero salir.


Adiós padre, adiós madre.
Soy libre, soy libre.
Ivan Lavin