jueves, 28 de junio de 2012

La Pasión Según Quijote.





La idea de realizar  “La Pasión Según Quijote” surgió cuando estaba leyendo “El Príncipe Idiota” de Dostoievski, en esa novela se cita un poema que me llamo la atención: “Caballero Pobre” que habla sobre un caballero que en lugar de corbata lleva colgado un rosario. Es un Don Quijote, no uno cómico, sino mas bien uno trágico y serio, es decir: religioso.
Comprendí la analogía entre El Cristo y El Quijote utilizada por Dostoievski, de manera genial, para representar a su héroe idiota: el príncipe Muichkine. Es el ideal, la fe y la belleza pura, características de la inocencia, estos tres personajes son los hombres inocentes por excelencia, genuinamente buenos, es curioso notar que esta inocencia es considerada como una locura o idiotez  para el hombre común, parece que  El Cristo y El Quijote están perdidos, viviendo en otro mundo, ellos ven lo que los demás no ven, es claro que esto siempre resulta trágico e inevitablemente heroico y bello, he ahí la razón por la cual realice esta escultura, la imagen nació de repente: un Don Quijote con una corona de espinas: valiente, ciego, con una tristeza extraña que no hace distinción entre la fortaleza y la debilidad. Este caballero lee los evangelios y en su “locura” comienza a sentir que él es Jesús, sale a las calles a predicar, a hacer el bien y la gente sólo se burla de él, se convierte en un mártir, se coloca una corona de espinas que en  la realidad podría ser sólo unas viejas ramas alrededor de su cráneo, a su pies; plantas  y flores secas; la belleza muerta, las desilusiones y fracasos que no pueden importarle a Quijote, que ve al frente con fe firme.
 Hasta donde llega la dignidad del hombre, amar lo que cree, defender lo que es, ser un individuo autentico con fe y tal vez con falsedades pero dentro de ideales propios y nobles, siempre es hermoso. Con pureza de niño se  abren las puertas de lo invisible, al fin y al cabo el hombre tiene que ser un niño que juega y cree en la existencia, esa es la aventura por la cual vivimos. Este personaje apuesta a algo, no sabremos si es correcto o incorrecto, lo único seguro es que esta avanzando siguiendo su propio camino. Camino del hombre buscándose así mismo en un ideal, en Dios.
Estas son las razones de mi obra, pero que quede muy claro que son sólo mías, y ya no son relevantes, lo relevante es la obra en si: el resultado. Todo lo que sentí termino siendo esta escultura, no hay palabras que agregar, precisamente fue realizada para que desaparezcan las palabras, la obra por si misma es bella, no necesita nada mas, no necesita que la interpretes, yo sólo expuse lo que me motivo y entrego el resultado. Piensa de esta obra lo que quieras, hazla tuya, como si tú la hubieras hecho, pues ese es mi mas profundo deseo: que mi arte vuele libre dentro de ti.


Iván Lavín. 

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