Elí, Elí, ¿lema sabactani?*
Un secreto que se revela y se esconde,
un despertar mientras se sueña,
una respuesta sin pregunta,
una verdad sin explicaciones.
Hablo de la Gracia, que nos llega sin avisar,
que nos abandona y la abandonamos sin desear.
Efímera ahora,
eterna ayer.
La tristeza.
Un ciego enamorado de Dios.
Un perro, que confunde el pan con las piedras.
La búsqueda del futuro, dentro del pasado, deseando el presente.
Yo soy un extraño, esperándome a mi mismo.
Oh Gracia, si tan sólo yo no te hubiera conocido
hoy podría estar tranquilamente perdido,
pero olvidaste tu aroma en mi alma,
ya me es imposible descansar en falsos nidos.
¡Es un tormento! Sé que tengo todo pero nada es mío.
Hoy te espero con la resignación de los animales,
pues sé que si te busco me escondo.
que si me muevo te mueves.
Entonces me quedare quieto, y saldrás de mi.
Mi alma queda abierta a ti oh Gracia.
El haberte sentido dice que te volveré a sentir;
pero el haberte perdido dice que te volveré a perder.
Dios, no permitas que vanidades disfruten de esta espera,
ni miedos que desvíen la vereda,
que el momento de la Gracia siempre lo recibiré
como lo que fui, como lo que soy, y como lo que seré.
Por Iván Lavín.
*Dios mio, Dios mio ¿por que me has abandonado?
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