Espíritu, yo estoy a tu servicio,
disculpa toda ofensa de ponerme sobre ti. Es que mi yo es un pobre que desea
enseñarte cual si fueras hijo, cuando en realidad eres padre. He visto así que
Dios me tiene pero yo no puedo tenerlo a Él, es cuando me voy y me pierdo y
desparezco, que Algo que no es mío acontece, Algo que no puedo hablar, pues de
qué sirven las palabras cuando el silencio habla, cuando toda palabra sólo
quiebra la eternidad. Si sé que soy sólo el barco que lleva tus noticias a las
tierras de los hombres. Vela de tu luz, me has elegido, como el ciego que ve
con tus ojos, como el mudo que habla con tu boca, nada hago yo más que recibirte
y darte, y no pido recompensa más que la de un simple cartero que ofrece un
servicio a los enamorados que se quieren fusionar.
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