Espíritu, yo estoy a tu servicio,
disculpa toda ofensa de ponerme sobre ti. Es que mi yo es un pobre que desea
enseñarte cual si fueras hijo, cuando en realidad eres padre. He visto así que
Dios me tiene pero yo no puedo tenerlo a Él, es cuando me voy y me pierdo y
desparezco, que Algo que no es mío acontece, Algo que no puedo hablar, pues de
qué sirven las palabras cuando el silencio habla, cuando toda palabra sólo
quiebra la eternidad. Si sé que soy sólo el barco que lleva tus noticias a las
tierras de los hombres. Vela de tu luz, me has elegido, como el ciego que ve
con tus ojos, como el mudo que habla con tu boca, nada hago yo más que recibirte
y darte, y no pido recompensa más que la de un simple cartero que ofrece un
servicio a los enamorados que se quieren fusionar.
jueves, 10 de noviembre de 2016
miércoles, 9 de noviembre de 2016
Sobrio
He tenido que tirar mi alma para que ustedes bailen con mi
cuerpo.
Un rojo vivo por
fuera y un negro muerto por dentro.
Me dejé llevar por esa libertad falsa de los actores.
Bebí las dulzuras de la vida y lloré de emoción las tardes de
lluvia.
Fui rey de mi pobreza, les canté a los dioses, y bailé en
los infiernos.
Era un enamorado ciego en el sueño de la existencia.
Y todo lo disfruté, de verdad no me arrepiento, pero he tirar mis abrigos dorados.
Pues me siento como una prostituta que despierta.
Violado por un payaso que me roba los recuerdos.
Pegado al suelo donde se experimenta el terror de vivir.
Y sin embargo, a pesar de mi traición, la vida no me ha traicionado.
Incansable dadivosa, siempre regresa el ave a mi ventana y
me despierta al cantar.
Espera hermosa mañana, que me levante y salga sin máscara.
Con la ropa rota y el corazón
renacido.
El regreso del hijo pródigo a su amada alma donde vivía solo,
pero vivo.
Iván Lavín
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