Increíble mal entendido, cada quien entiende lo que quiere.
Cada quien a su sombra, su esquina, su cueva de pensamientos.
Enorme callar de los diferentes, enorme deficiencia para
amar.
La soledad de todos en su almohada, la lejanía de los que
vivimos juntos.
El llanto de todos en la intimidad de la tarde, las palabras
reprimidas.
La resignación de nuestro silencio, del voltear la cara al
otro lado.
De morir sin morirnos,
sin decirlo, sin hablarlo, con la mirada de plástico.
Y despertar de nuevo, hablando sin hablarnos viendo cada
quien hacia su pared.
Iván Lavín
No hay comentarios:
Publicar un comentario