miércoles, 23 de diciembre de 2015

Puerta a la nada.





Sólo la muerte nos desprende, nos limpia, nos desnuda de lo que no somos, de todo lo creído y lo alucinado, de todo lo que quisimos ser.

Nos arrebata  de nuestras  mentiras,  nos deja vacíos y blancos; en un aire libre y eterno, ahí, en la nada, en el origen y silencio que fuimos antes de ser.

Sólo la muerte nos perdona, nos olvida y nos acepta, borra nuestra mente con un beso y luz en nuestra frente, destruye  lo que acumulamos, nos deshace, nos abre  por los infinitos caminos del ser.

Sólo la muerte…  nos deja descansar,  nos suelta de nosotros mismos, nos brinda el dulce de la paz; lo que queda cuando nos abandona  el miedo, el tiempo, y el desear.

¡Oh! si supiéramos morir… viviríamos en paz, si supiéramos que el vivir es el morir y el morir es el vivir tocaríamos en un parpadeo  la eternidad.





Iván Lavín

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