martes, 30 de agosto de 2016

Estás solo.




Estás solo, completamente solo, padre mío.

Sin una voz de tus hijos, sin la comprensión de tu familia.

Tú, sin comprenderte a ti mismo…

¡Qué difícil encontrar el vinculo, la claridad, el instante afectivo!

 Todo lo que no podemos decirnos bajo el terrible mal entendido.

El silencio de nuestras palabras, y el mismo silencio mañana.

¡Qué tan lejanos! Aquí juntos.

 En la misma casa de mudos queriendo hablar.

¡Qué torpes, qué niños, qué abandonados!

¡Cómo nos guardamos! ¡Cómo nos escondemos!

¡Cómo te dejamos! ¡Cómo nos dejamos!


 Padre mío.







Iván Lavín