La oscuridad parece infinita, el
cuerpo ha desaparecido, soy mi voz más interna, la raíz de mí ser, tal vez mi
alma. Ya no me preocupo por creer o definir, ya no tiene sentido, acepto todo,
me hundo en la naturaleza de la muerte, por que estoy muerto, pero lo he
olvidado…Siento la libertad de los sueños, volando en lo negro, en cualquier
momento me perderé en la nada, me olvidaré, desapareceré naturalmente,
lentamente sin notarlo, todo es tan tranquilo y perfecto, sólo me dejo llevar
por la respiración del Ser. No hay razón para desconfiar, sin embargo; la
ansiedad de mi mente traiciona el anhelado descanso de mi alma, tal vez por
mala costumbre, mi mente quiere seguir pensando, seguir respondiendo,
acostumbrada a la libertad, se revela contra la nada. Mi razonamiento brinca y
me espanta el sueño - ¡Estoy muriendo! ¿Cómo es esto? ¿Cual es la respuesta de
la vida? ¿ Que acaso no se resolverá el misterio?- caprichosamente traigo a mi
mente las hipótesis que sostuve en vida, ofendido exijo una respuesta a mis
creencias, repentinamente la palabra Dios suena en mi, como una campanada
pesada, como un sonido profundo y serio, por fin me asusto, siento que inventé
una pregunta para contestar un problema que ya no existe. Pero ya no puedo
escapar, un pensamiento me lleva a otro, hasta llegar a preguntas
incontestables…ya me es imposible relajarme, conciliar el sueño, he ahora despertado en la muerte.
Iván Lavín
Iván Lavín